Ser madre de un prematuro es un gran desafío

Fecha de publicación: 14-07-14

El período de embarazo significa una gran experiencia para la mujer, una ansiedad por conocer ese retoño que se va formando, poco a poco, en nuestro ser. Una experiencia formidable e inentendible de amor, un amor puro y tan fuerte que no se logra entender.

A medida que van pasando los meses, nos vamos preparando para recibir a este nuevo integrante, y esto implica la preparación física, psicológica y social. Pero cuando el bebé nace “antes”, todo lo planeado se ve interrumpido, y con el nacimiento prematuro del bebé, también, nace el temor, la angustia y, por momentos, la desesperanza.

Como Enfermera del servicio de Neonatología, tras la observación y el trabajo diario con mamás de nuestro servicio, mi planteo fue: ¿Qué significa ser madre de un prematuro?, ¿cuáles eran sus temores?, y ¿qué era lo que querían escuchar?.

Por esta razón, se les brindó una charla donde estas madres fueron las que generaron las preguntas y sus propias dudas y ansiedades.

¿Qué diferencia hay entre un bebé a término y un bebé prematuro?

La duración del embarazo se considera normal cuando el parto se produce entre las semanas 37 y 42 (“parto a término”). Cuando el niño nace antes de las 37 semanas se le llama “prematuro o pretérmino”.
El niño prematuro nace con una “inmadurez” de sus órganos y sistemas (respiración, control de temperatura, digestión, metabolismo, etc.). Esto lo hace más vulnerable a las enfermedades y sensible a los agentes externos como la luz y el ruido.

Es posible que un niño nazca a las 40 semanas con un peso igual al de un niño prematuro de 32 semanas, son los pequeños con relación a su edad gestacional.

No todos los niños prematuros van a presentar los mismos problemas. Por debajo de 35 semanas necesitan apoyo adicional para sobrevivir fuera del útero materno, por lo que deberán ingresar en una Sala de Neonatología.

Como mamá, ¿puedo ayudar a mi hijo en su crecimiento?

Ser mamá y papá de un bebé prematuro en la unidad de cuidados intensivos puede parecer imposible y hasta angustioso. Se debe alentar a la familia a que se involucren en el cuidado diario del bebe en la UCIN desde el principio. Eso posibilita que asimilen que formaran parte de este ambiente, y por más pequeño y frágil que sea el bebé, no impide que los papas cuiden de algunas de sus necesidades.

Tomar la temperatura, cambiar el pañal, tocarlo o sostenerlo, hablarles suavemente o cantarles, con el contacto físico, extraer la leche materna, alimentándolos, higienizándolos, educándose, preguntando y aprendiendo.

¿Puede mi hijo prematuro sufrir una incapacidad?

En la mayoría de las ocasiones es difícil, en un primer momento, prever una futura incapacidad del niño. El médico, según la evolución del niño y los problemas que presente, ira informando de las posibilidades de secuelas futuras. Es muy importante continuar con los controles por consultorio de Seguimiento de alto riesgo.

¿Cuándo podré comenzar a amamantar a mi bebé?

Cuando el bebé esté listo para ser amamantado, aprender a succionar tu pezón puede resultarle difícil. La mayoría de los bebés no desarrollan el reflejo que les permite succionar, tragar y respirar a la vez hasta las 32 semanas de gestación.

Cuando llege a un peso de 1.700/1.800gr, se comienza a experimentar la succión no nutritiva. Luego de los 1.900gr estará preparado para el gran desafío de succionar para alimentarse.

¿Cómo manejar los altibajos emocionales?

La estadía en la UCIN es como el recorrido de la montaña rusa para muchos bebes, con altos y bajos, triunfos y contratiempos.

Para poder sobrellevar esta situación es importante tener en cuenta: Permitirse llorar y sentirse abrumados, establecer una rutina, conectarse con otros padres de la UCIN, explorar sus convicciones espirituales, llevar un diario, celebrar cada vez que puedan, aceptar el apoyo de otras personas, aceptar que cada integrante de la pareja puede tener reacciones distintas.

El hecho de convertirse en madre es un gran desafío y si ese hijo es prematuro este desafío se multiplica. Es por eso que creo que el apoyo empático, es decir una escucha activa, no crítica y centrada en las necesidades afectivas por parte de los profesionales de Enfermería, es de gran valor para estas madres, padres y sus familiares.

Por Mónica Reinoso
Enfermera de la Maternidad Baigorria de San Luis MP 4605
http://www.enfermeriaporlaprevencion.org/archives/23763

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