| Soy Tania Victoria.
Nací el 15 de septiembre, 2014
de 31 Semanas.
Pesé 1800 Gramos.
Gracias María Petraccaro por compartirlo!
Hace un año atrás era un lunes soleado. Me levanté temprano para hacer trámites, pero la fiaca me ganó y me quise quedar un ratito más en la cama. Duré poco. Me dolía la panza y tenía ganas de ir al baño. Después de casi dos horas, decidimos ir a la guardia del hospital sólo por precaución. Jamás me imaginé que en minutos tendría la experiencia más poderosa de toda mi vida. A la hora y media de haber llegado, con un parto vaginal maravilloso y soñado, Tania decidió nacer a las 11.20 de la mañana. Me la acercaron al pecho por apenas unos segundos y llegué a acariciarla y darle un beso antes de que se la lleven volando. Según el manual, a ella le faltaban aún nueve semanas para nacer. Yo llevaba unos siete meses de embarazo. No teníamos idea de lo que nos esperaba para el final de nuestra gestación. La segunda vez que vi a mi hija fue en una super incubadora moderna y con luz violeta. Ella, tan chiquita, estaba conectada a varios aparatos, recibía ayuda respiratoria y tenía una vía en cada brazo. Apenas le podíamos acariciar la mano a través de una ventana. Pero la fuerza de su apretón aseguraba que todo pasaría. Y todo pasó pronto. Después de una semana respiraba sola y podíamos tenerla en brazos. Cuando nos dimos cuenta, ya tomaba su leche (que siempre fue la mía, valió el esfuerzo!) por sonda. Al mes se prendió a la teta y logró abandonar la sonda para siempre (y yo el sacaleche!). Y después de seis semanas, el 28 de octubre, nos fuimos los tres a casa, nuestro segundo parto. La mezcla de felicidad y miedos que teníamos es indescriptible. En el medio hubo mucha culpa (¿qué hice mal?), muchísimos temores, tristezas propias y ajenas que vivíamos como propias, momentos olvidables, enojos con la vida. Pero Tania nos enseñó que había que ser fuertes y siempre, ante todo, tener una sonrisa. Por eso a ella le regalamos nuestro pecho, nuestras palabras, nuestras mejores canciones, los besos y las caricias, y todo el amor necesario para que salga adelante. Y acá estamos, un año después, contando esto como una aventura más que tenemos en nuestra mochila de la vida. Fue un año muy intenso, conociéndonos mucho, reconociendo cada gesto, cada deseo, cada llanto. Un año en el que cada día Tania nos enseñó algo nuevo, nos brindó en vivo y en directo la magia de la vida. Fueron 12 meses muy movidos, llenos de alegría y con algunas tristezas muy profundas que la chiquita supo acompañar con mucha fuerza, robándonos una sonrisa aún en los momentos más difíciles. Nos esperan mucha aventuras, momentos hermosos y, seguramente, también tristes. Pero seguiremos firmes, unidos y felices como hasta ahora, con esta pibita hermosa que crece y crece sin parar, con esa sonrisa que nos desarma, con la alegría de verla cada día más grande y feliz, con todo lo que le gusta la música y el kilombo. Con todo lo que nos enseñó sobre el parto, sobre lactancia, sobre crianza, sobre la pareja, sobre la familia y las cosas que realmente importan. Y con todo lo que vamos a seguir aprendiendo juntos. Hoy Tania cumple un año. Y Adrián y yo un año de pater/maternidad muy intenso. Da para el festejo! María.
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