La Historia de Vida de Adrianita

bo | Soy Adrianita Ojeda Heredia

Nací el 25 de Abril, 2007

 de 29.

 Pesé 1048.

 Gracias Sandra Heredia & Roque Ojeda por compartirlo!

EL MILAGRO DE UN ANGELITO

El pasado 22 de abril (2007), presenté abruptamente un cuadro de bolsa rota, tenía apenas 29 semanas de gestación y tuve que internarme de inmediato ya que la vida de mi hija corría peligro. La ecografía indicaba un peso aproximado de 1400 gramos, pero había un problema; sus pulmoncitos no estaban maduros, así que tuve que estar tres días con la bolsa rota y sin poder moverme para que le hagan la maduración pulmonar con corticoides y puedan salvar a mi bebé, fueron momentos de mucha angustia e incertidumbre.
Al tercer día, ya casi sin líquido amniótico, el monitoreo mostró que su corazoncito apenas latía, de inmediato programaron la cesárea y apenas hora y media más tarde, nació.
Midió 34 centímetros y pesó 1048 gramos; mientras yo entraba a recuperación ella entraba a una incubadora, después de ocho horas tuvieron que entubarla porque le dio Neumonía; la conocí al día siguiente, en un cuarto totalmente estéril, con muchas máquinas alrededor de su incubadora que piteaban cada rato y un letrero que decía MANIPULACIÓN MÍNIMA; no era un cuadro prometedor, pero sólo el ver que su corazoncito latía era suficiente emoción y las lágrimas empezaron a correr.

Luego de dos días su estado empeoraba, seguía entubada y ahora con ictericia, otra máquina más encima de su incubadora, sus ojos vendados y más tubos en su cuerpito; y una receta que decía INMUNOGLOBULINA HUMANA. Después de buscar en todas las cadenas de farmacias, los laboratorios y los distribuidores de medicamentos locales y nacionales, nos indicaron que recién desecharon varios lotes ya que estaban en mal estado porque no conservaron la cadena de frío así que sólo traían a pedido; mientras tanto Adrianita, (nombre que le puso su hermana mayor de 5 años Andrea) seguía empeorando, necesitaba ese medicamento ya que sus defensas cada vez estaban más bajas. En Buenos Aires, Argentina mis tíos consiguieron un lote de 7 ampollas, ahora sólo se necesitaba traerlos; recurrí a una línea aérea local que hace esa ruta y aparecieron las personas indicadas en el momento preciso, se hicieron los contactos y llegaban en 24 horas, estábamos todos entusiasmados, sólo eran 24 horas; pero lamentablemente Adrianita no tenía tanto tiempo. Nos acababan de informar que su estado era de gravedad y que ya no podían hacer nada, el saber que el medicamento que ella necesitaba estaba a horas de llegar y la noticia de los médicos, quebraron mis fuerzas, estaba devastada. Minutos después entro en shock al recibir una llamada, diciendo que una ampolla le llegó a una farmacia local; una hora después, Adrianita estaba recibiendo su medicamento y luego de tres horas su estado empezó a cambiar.
Pasaron 40 días y sanó de su Neumonía, ya no estaba con ictericia; los cuadros de apnea que presentó fueron de dos a tres segundos, la desentubaron y ahora sólo estaba con oxígeno dentro de un halo encefálico, el próximo paso era quitarle el oxígeno, la alimentación parenteral y esperar su evolución; ese día toqué a mi hija por primera vez. Luego de mantenerse estable por 24 horas, solicitamos el traslado, nuestro afán después de la primera semana de internación, era esperar que se mantenga estable para trasladarla a un nosocomio gratuito, pues si seguía allí, la cuenta nos iba a dejar en la calle.
El día 42 la trasladamos después de lidiar con los formulismos legales y convenios de pagos, estuvo estable los próximos días, estaba recibiendo leche materna por sonda, ya pesaba 1300 gramos, respiraba sin necesidad del oxígeno, salió de Terapia Intensiva a Sala de Neonatología, pero repentinamente las máquinas que controlaban sus latidos empezaron a sonar cada vez más seguido, Adrianita estaba decayendo, lo peor es que no se sabía por qué.
Dejó de tolerar la alimentación, sus funciones fisiológicas no funcionaban, su bilirrubina estaba alterada al igual que los exámenes sanguíneos, los doctores empezaron a realizarle cultivos porque los síntomas indicaban una posible bacteria, mientras tanto Adrianita luchaba.
Le cambiaron la sangre como cuatro veces, la albúmina, las plaquetas, hasta le pusieron eritropoyetina, un medicamento que genera sangre, los doctores luchaban al igual que ella, yo lloraba, rezaba, volvía a llorar, me invadía la impotencia, el dolor, la angustia, pero ahí estaba, el ver que mi hija tan chiquita peleaba por vivir me daba fuerzas para reponerme. Así pasó como una semana y Adrianita empezó a cansarse, su sangre ya no coagulaba, volvía al oxígeno, empezó nuevamente a hacer apneas y los cultivos que le realizaban no daban ningún resultado que pueda ayudarla. Los doctores estaban preocupados, yo estaba otra vez devastada.
El día 64, eran las 6:00 de la tarde y le sangraba la nariz, (su sangre no coagulaba), ya había hecho dos apneas, su oxigenación estaba bajando, los doctores me hablaban de cirugía, porque quizás había algo en sus intestinos y sólo con cirugía podían saber, pero su cuadro clínico no permitían que la operen porque estaba demasiado débil; justo ese mismo día, cerca de las 8:00 de la noche, abrió sus ojitos cuando estaba frente a su incubadora, fue como si me hablara con su mirada y me dijera, MAMÁ, YA NO PUEDO MÁS, ESTOY CANSADA; no pude aguantar esa mirada, mi hija iba a dejar de luchar y yo no podía hacer nada, el sentimiento que me invadió fue de terror, sentía lo que se venía y se me caía el mundo, no después de tanta lucha, no podía ser, Adrianita no iba pasar esa noche; me estaban diciendo los doctores.
Esa misma noche encontraron la bacteria que la tenía así, ENTEROBACTER, inmediatamente iniciaron su tratamiento con INIPENEM, y Adrianita nuevamente empezó a luchar. Desde ese día todo se iba haciendo claro para ella, para los doctores, para nosotros; salió del oxígeno, empezó a alimentarse normalmente, sus funciones fisiológicas estaban bien, su bilirrubina se estabilizaba, su sangre coagulaba, en fin, todo iba yendo bien. Pasaron 21 días de tratamiento, se inició el programa MAMÁ CANGURO, un programa que consiste en colocar a la bebé piel con piel el mayor tiempo posible, ya Adrianita estaba entrando a los 1600 gramos; los doctores el día 90 le dan de alta con una condición mejorada, sentí mucha emoción al llegar a casa con Adrianita en brazos después de 90 días, estaba feliz.
Inicié un control exhaustivo, el peso, la temperatura, sus funciones fisiológicas, las tomas de leche, en fin, todo el cuidado de un prematuro en casa. Dos días después de tenerla en casa Adrianita pesaba 1800 gramos. Tocaba el control del oftalmólogo para su segundo fondo de ojo, al consultarle a éste, nos indica que cuando su peso sea de 3500 gramos la llevemos, que si tenía que corregir algo lo iba a hacer ese momento; lastimosamente Adrianita no llegó a los 3500 gramos para que pueda corregir algo el oftalmólogo, porque le noté un brillo raro en los ojos, cuando la ve el oftalmólogo al día siguiente, nos dice que Adrianita tiene Retinopatía del Prematuro, tiene desprendimiento de retina en los dos ojos en grado V, que ella está ciega, y que no podía hacer nada, que no podían hacerle una operación de esa magnitud acá en Bolivia y que si la hacían en otro lugar, sólo hay un 20% a 40% de probabilidad que ella vuelva a ver. Fue un balde de agua helada en pleno invierno, no estaba preparada para recibir una noticia así, el entendimiento no estaba acompañando a la impotencia, la negación y la ira que sentía en ese momento y lo único que podía pensar era qué íbamos a hacer, nuestra deuda todavía con la clínica y los préstamos para cubrir los gastos que hubieron, no nos permite ni siquiera pensar en realizarle una cirugía con fondos propios acá en Bolivia, mucho menos en otro lugar, no sólo estaba deshecha, nuevamente estaba devastada.
Esto es muy duro para llevarlo sola; aunque mi esposo, mi hija Andrea y mi hija Adriana están conmigo y me dan fuerzas, así como nuestras familias y amigos; no puedo encontrar consuelo. Sólo el hecho de que Adrianita esté viva, es un MILAGRO DE DIOS y no me canso de agradecerle; no puedo revertir la situación de mi hija, agoté todas las posibilidades a mi alcance; no me resta más que agotar la última posibilidad que tiene, para que pueda tener una mejor calidad de vida y que le realicen una cirugía, no sé donde ni con quién ni mucho menos de dónde va a salir el dinero para esto; sólo sé que eso me dice mi corazón de madre y que un gran amigo me dijo, DIOS NO HACE MILAGROS A MEDIAS.
SANDRA HEREDIA

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